miércoles, 27 de noviembre de 2019

DERMATITIS ATÓPICA

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel que suele comenzar en la infancia. La mayor incidencia se da en los bebés, pero se puede dar durante toda la vida. Aún así suele mejorar con la edad, habiendo una mejoría en la pubertad y posteriormente en la madurez.

Su causa es una alteración de la sustancia que hace de cemento entre las células de la piel, lo que lleva a que ésta tenga una estructura alterada y no cumpla correctamente sus funciones de aislamiento y barrera protectora frente al exterior. Como resultado la piel se seca y es más sensible a cualquier sustancia irritante externa.


En los periodos en los que se manifiesta esta enfermedad (brotes), en la piel aparecen zonas enrojecidas y con descamación (eccemas), sequedad y picor intenso. El picor suele llevar al rascado lo que altera aún más la piel y facilita la penetración de patógenos provocando una infección local.
Los periodos en los que no se manifiestan estos síntomas se conocen como interbrotes o periodos de remisión cuya duración es variable.
Con las adecuadas medidas higiénicas y de hidratación se puede conseguir que los brotes sean más suaves y hacer más largos los periodos interbrotes.

La piel afectada en los brotes de la enfermedad suele presentar una distribución muy concreta y característica, que va cambiando con la edad, como se puede ver en la figura:


TRATAMIENTO

El tratamiento de la dermatitis es muy sencillo, pero requiere de mucha constancia. El objetivo es reducir la duración e intensidad de los brotes y espaciarlos lo máximo posible e incluso evitar que se produzcan.

Si crees que tú o tu hijo/a puede padecer esta enfermedad, es conveniente que acudas al médico para un correcto diagnóstico. Existen otras enfermedades de la piel que pueden parecerse a la dermatitis atópica que nos pueden confundir. El dermatólogo te indicará que tratamiento es más recomendable y que precauciones debes tener para reducir al mínimo la enfermedad.

Normalmente, y dependiendo de la intensidad de la enfermedad, en el momento del brote suele ser necesario aplicar un tratamiento con medicamentos específicos prescritos por el médico. Es frecuente que se prescriban cremas con corticoides. No te preocupes, los corticoides actuales son medicamentos muy seguros y eficaces que aplicados en crema no se absorben más allá de la piel, y no presentan ningún problema aplicados por el tiempo que te indica el médico. Como medida genérica para la aplicación puedes usar la regla de la falangeta: la cantidad de crema depositada formando un trazo continuo a lo largo de la última falange del dedo índice de un adulto puede tratarse una superficie de piel correspondiente a las 2 manos de un adulto. No tengas miedo, usa la crema que te indique el médico sin acortar el tiempo de uso ni aplicar menos de la necesaria.
En las zonas donde no tenga dermatitis atópica aplica la crema hidratante que usas habitualmente en el periodo entre brotes.



No descuides los periodos entre brotes. En estos periodos, al no sufrir la enfermedad, solemos relajarnos con los cuidados y no deberíamos. Es necesario cuidar la piel y tener unos hábitos adecuados para evitar la aparición de los brotes:

  • Es importante tener la piel bien hidratada. Una piel hidratada estará más sana y
    cumplirá mejor su función protectora. Para ello lo ideal es usar cremas o lociones hidratantes específicas para la atopía. Las encontrarás en tu farmacia. Pero también puedes usar otras no específicas siempre que sean hipoalergénicas o que tengan una formulación cuidada para hidratar evitando perfumes y otros componentes que pueden dar problemas. En función de la sequedad de la piel usa cremas (muy seca) o lociones (menos seca), pero siempre el producto ideal será aquel que uses diariamente. Por muy bueno que sea no será efectivo si acaba abandonado en el baño.
  • No descuides el jabón en la ducha. Un jabón agresivo va a eliminar la barrera protectora de la superficie de la piel exponiéndola a agentes externos. Usa jabones específicos para atopía, o syndets (jabones sintéticos). Al igual que las cremas es importante que sean hipoalergénicos, no contengan parabenos, colorantes o perfumes.
  • Para los niños es recomendable que la temperatura del baño sea de 30-35 ºC (evita baños muy calientes) y de no más de 15 minutos. En la ducha no te demores más de 5 minutos, para evitar una mayor deshidratación de la piel. No uses esponjas y seca el cuerpo suavemente, sin frotar, mejor con toquecitos.
  • Lo ideal es usar ropa 100% algodón y evitar lana y tejidos sintéticos
  • Evita el uso de suavizantes en la colada y aclara bien la ropa.
  • En casa elimina en lo posible el polvo y los ácaros (evitar alfombras y peluches). La habitación debe estar a una temperatura templada y bien ventilada, evita los cambios bruscos de temperatura y el ambiente seco.
  • En verano, el sol y el agua del mar, son beneficioso para la dermatitis y los eccemas, pero cuando las lesiones supuran pueden infectarse con lo que es recomendable evitarlos. Por otro lado, el cloro de la piscina reseca la piel. Es muy importante usar una fotoprotección que esté testada en pieles atópicas e hidratar con aftersun y la crema específica.
  • El frío, el viento seco y los cambios de temperatura, agravan la dermatitis
  • Tanto los padres de niños con dermatitis atópica, como los niños, debéis llevar las uñas siempre cortas y limpias para evitar lesiones (sobre todo al rascarse); evita también productos irritantes como los perfumes.
  • Es muy recomendable prolongar la lactancia materna, pues aumenta las defensas del bebé y evita alergias.
A día de hoy no existe un tratamiento definitivo para la dermatitis atópica. Suele mejorar o desaparecer con la edad, y la constancia en los cuidados es el mejor tratamiento. Es importante que pases por el médico para tenerla bien diagnosticada, y una vez conocida, integra en tus hábitos diarios los cuidados mencionados. Si tu hijo/a es quien la sufre, acostúmbralo a cuidarse él mismo en cuanto tenga edad para hacerlo, y que sea una rutina más en su higiene diaria. Es la mejor garantía para tener la dermatitis atópica olvidada.

Si necesitas más información te recomendamos la página web de la fundación Dermatite Atopique, http://www.fondation-dermatite-atopique.org/es, tiene explicaciones muy claras y sencillas que te ayudarán con esta enfermedad. 

Escuelas de atopía

En Coruña, en el Hospital Abente y Lago, tenemos la suerte de tener una de las Escuelas de Atopía que hay en España.

La escuela de la atopia es un lugar tanto para los padres como para los niños, dentro del hospital, en el que podréis contar y resolver vuestros problemas con las dificultades del tratamiento, el temor a los dermocorticoides, la falta de conocimientos y el aislamiento, que a menudo puede angustiar a padres y niños. Los niños necesitan expresarse sobre su enfermedad, su día a día, sus temores. En esta escuela de atopía encontraréis atención, consejos, profesionales con los que hablar y dispuestos a ayudaros. Allí un equipo de profesionales sanitarios estará a vuestro servicio con el fin de responder expresamente a vuestra problemática:

  • Desdramatizar la enfermedad.
  • Comprender la enfermedad y su evolución.
  • Comprender bien el por qué de la prescripción del tratamiento y seguirlo adecuadamente.
  • Comprender bien la importancia de los consejos y respetarlos debidamente: higiene diaria, aplicación del emoliente.
  • Hacer todas las preguntas pertinentes para vivir mejor la enfermedad a diario.

La educación terapéutica es muy útil para garantizar una mejor gestión de la enfermedad a largo plazo, y mejorar al mismo tiempo el seguimiento del tratamiento y la calidad de vida de los pacientes y sus familias. Aprovéchala.
Podrás tener una consulta individual, donde se establecerá una relación entre en paciente o cuidador con el servicio médico,una evaluación y posterior seguimiento, o talleres colectivos donde podrás exponer tus dudas y contar tu experiencia.

Si quieres ponerte en contacto con este servicio llama al telefono 981178000 o manda un email a eduardo.fonseca.capdevila@sergas.es, médico responsable de la escuela.
Y si tienes alguna duda, ya sabes, ven y te informaremos encantados.


jueves, 14 de noviembre de 2019

¡Mantén la diabetes a raya!


La diabetes es una enfermedad crónica en la que tu cuerpo no produce suficiente insulina o no la utiliza con eficacia. Y la insulina la necesitamos para que la glucosa de los alimentos pase a las células del organismo y se convierta en energía para que funcionen los músculos y los tejidos.

Existen varios tipos de diabetes. En la diabetes tipo I tu cuerpo no produce la insulina que necesita y tienes que aportársela mediante inyecciones diarias. En la de tipo II, más común, la insulina producida por tu cuerpo no es suficiente o no hace el efecto necesario en el organismo. En estos casos, para controlar el azúcar en sangre, suele ser suficiente una dieta sana y el aumento de la actividad física. Sólo si la diabetes de tipo II está más avanzada se necesitan necesitan dosis diarias de insulina.

En todos los casos, el objetivo es mantener unos niveles de azúcar en sangre normales, lo que te asegurará una vida normal evitando las complicaciones de salud derivadas de la diabetes.


¿Podría tener diabetes?

La diabetes se diagnostica midiendo los niveles de azúcar en sangre. Si crees que tienes varios de los síntomas de la figura, acércate a la farmacia y consúltanos o acude a tu médico.

  • La diabetes no siempre es hereditaria, pero existen antecedentes familiares, además de factores como la edad o el sobrepeso, que influyen en su aparición.

  • Es una enfermedad que exige un poco de disciplina. Sin embargo, con autocontrol, unas pautas dietéticas y de ejercicio adecuadas, además de la supervisión del médico y del farmacéutico, es posible llevar una vida normal.

  • No se trata de comer menos, sino de comer mejor:

  1. La dieta de un diabético tendrá que ser saludable, es decir, variada y equilibrada, así como baja en grasas, sal y alcohol. Los alimentos ricos en azúcar, así como los fabricados a base de cereales refinados (como bollería, pan blanco o pastas), incrementan la glucosa en sangre de forma muy rápida. Es preferible consumir cereales integrales, frutas y verduras, ya que incrementan la glucosa en sangre de forma más lenta. Es decir, se aconseja tomar alimentos con carbohidratos complejos y disminuir los alimentos ricos en carbohidratos simples, para reducir los “picos” de glucosa en sangre después de las comidas.
  2. Haz cinco comidas al día: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena (si te administras insulina tendrás que tomar algo antes de acostarte).
  3. Puedes comer lo mismo que tu familia, aunque deberás ingerir en menor cantidad determinados alimentos (pasta, arroz, patatas, legumbres). Para no quedarte con hambre, esos días puedes tomar de primero una ensalada.
  4. Planifica la comida de la semana para no caer en la monotonía y cumplir con las pautas recomendadas.
  5. Si te resulta complicado todo esto disponemos en la farmacia de un servicio elaboración de dietas personalizadas. Pide cita y nuestra nutricionista te ayudará a seguir estas pautas.
  • Practica ejercicio físico todos los días (por ejemplo, caminar durante una hora). Si no puedes, porque te cansas o te duelen las piernas, hazlo gradualmente; cada día un poco más, aunque tengas que descansar o sentarte un rato.
  • Se consciente de que un buen control de la diabetes no implica sólo cuidar el azúcar en sangre. La prevención de las complicaciones asociadas a la diabetes requerirá la vigilancia y el control de distintos “signos de alerta”. Por ello, sigue las pautas de autocontrol y de tratamiento recomendadas y, en caso de observar algún síntoma que te preocupe, acude a tu médico o pregúntanos.
  • Los pies constituyen una de las partes del cuerpo que más problemas pueden causarte. Muchas veces se pierde sensibilidad en ellos, de manera que puede que no te percates de pinchazos, roces, cortes u otras alteraciones. Por lo tanto, deberás cuidarte con especial esmero para evitar la aparición de erosiones, infecciones y en último término gangrena. Revisa tus pies todos los días y consúltanos cualquier problema o duda.
  • Tan malo es tener el azúcar alto en sangre como tenerlo bajo (hipoglucemia). Los
    síntomas de niveles de azúcar bajos en sangre son muy diversos; no se presentan de igual forma en todos los diabéticos ni en cada episodio. Es importante que cada diabético sea capaz de identificar cuándo se inicia una bajada de azúcar en sangre para actuar con rapidez y autonomía. Los síntomas pueden ser, en las hipoglucemias leves o moderadas: sudoración, cosquilleos, temblor, nerviosismo, ansiedad, palpitaciones, hambre o calor. En las hipoglucemias graves: confusión, alteraciones del habla y del comportamiento, convulsiones, somnolencia o coma.

Y como siempre, ¡consúltanos si tienes alguna duda!